
Las contraseñas se utilizan para que solamente las personas que estén autorizadas puedan acceder a una determinada información o servicio. Por este motivo es muy importante asegurarse de utilizar contraseñas seguras. Enseguida se enlistan algunas buenas prácticas para la gestión y uso de contraseñas seguras.
- Las contraseñas son personales y no se deben compartir.
Las contraseñas son confidenciales. Por lo tanto, se debe tomar en cuenta los siguientes aspectos:
- No se deben apuntar en un papel, en un tablón, debajo del teclado o en un post-it.
- No se deben difundir o comunicar a través de un medio inseguro.
- Cuando nos proporcionan una contraseña es únicamente para nosotros, ya que seremos los responsables de su uso.
- No debemos usar las contraseñas por defecto.
Nunca se deben usar las contraseñas por defecto o que nos haya proporcionado por primera vez, siempre se deben cambiar lo más pronto posible.
- Las contraseñas utilizadas tienen que ser robustas, seguras, impersonales y no se deben reutilizar.
Las contraseñas que utilicen tienen que tener las siguientes características:
- La longitud mínima recomendable de una contraseña es de 8 caracteres.
- Estos 8 caracteres tienen que incluir mayúsculas, minúsculas, números y caracteres especiales como por ejemplo * ( # @, etc.
- Deben ser impersonales. No se deben usar nunca contraseñas como el cumpleaños de una persona, el nombre de algún familiar, números de teléfono, etc.
- No se debe repetir la misma contraseña para distintos servicios. En cada uno de los servicios se tienen que usar contraseñas distintas.
- Las contraseñas se tienen que cambiar periódicamente.
Existen filtraciones, vulnerabilidades y multitud de situaciones en que una contraseña puede quedar expuesta. Por lo tanto, es recomendable que periódicamente se vayan modificando las contraseñas de los servicios que utilizan.
- Usar equipos de confianza para acceder a servicios críticos.